Los orígenes del circo

El circo es un espectáculo artístico que está fuertemente ligado a los rituales ya que de ellos proviene. Combinando acróbatas, payasos y domadores de animales, entre otros, une a la danza, la música y la palabra en un espacio circular de comunicación directa con el público.
En sus comienzos a los artistas circenses se los denominaba viajeros, debido a que realizaban numerosos viajes como medio de difusión y evolución de la acrobacia. Los primeros acróbatas eran los cazadores más hábiles, que al realizar ciertas proezas y notar que los espectadores  se sorprendían, renovaban sus hazañas para mantener y renovar el público.[1]
En su libro Historia del circo viaje extraordinario alrededor del mundo,  Dominique Mauclaire nos relata una leyenda que permite explicar el origen de la acrobacia de una forma seductora y quizá verídica:

“El emperador amarillo, a quien todos los chinos veneran como el padre fundador de su inmenso país, es un personaje imaginario cuya existencia real ningún habitante del Celeste Imperio pone en duda. Pasó su vida luchando contra los bárbaros, librando batallas que forjaron la unidad de la China y enriquecieron la leyenda, antes de que aparecieran los primeros emperadores históricos.
Durante una invasión, cuando estaba a punto de perecer, llamó a uno de sus generales, Li, y le pidió que acudiera a reclutar unas tribus aliadas, atravesando un bosque. El general emprendió el camino, anduvo durante un gran número de días a través del bosque y finalmente se perdió. Tras vagar extraviado durante dos jornadas, el militar se topó con dos carboneros que le recogieron en su cabaña, salvándolo así de perecer de hambre y fatiga. Para agradecer la ayuda que le prestaron, Li, una persona capaz de partir una manzana en dos partes con un solo golpe de sable, hizo una demostración de sus habilidades. Los carboneros no habían visto jamás nada igual y rogaron al militar que se quedara en el bosque con ellos, a fin de entretenerlos. El  general aceptó la propuesta y fue así como las habilidades militares con el sable, tiro de precisión, uso del lazo y lanzamiento de cuchillos se convirtieron en parte del repertorio circense.
Al ver que el general Li no regresaba, el emperador Amarillo hizo llamar al general Chen, un guerrero dotado de una considerable fuerza. Le encargó la misma gestión que había encargado a Li. Chen emprendió la ruta, dejando a un lado el bosque y atravesando los terrenos pantanosos que rodeaban el campamento del emperador. Pero se perdió, y fue socorrido por unos pescadores de anguilas. Para agradecer su ayuda, el general Chen transportó sobre sus hombros una chalupa con doce marineros, sus remos, el áncora y las velas. Después hizo malabarismos con calderos de bronce, un número que tuvo mucho éxito. Los pescadores rogaron al general Chen que se quedara con ellos para que les enseñara sus mejores trucos. De este modo los forzudos de feria y los malabaristas se unieron al mundo de los acróbatas.
El emperador amarillo mandó aún a cinco generales más, pidiéndoles que escalaran las montañas, que se hicieran a la mas en un cascarón de nuez, que se enfrentaran a los secos vientos del desierto, al hielo de los ventisqueros, al húmedo calor de la jungla. Los cinco generales, que sabían hacer juegos malabares con jarrones, plegarse en cuatro, mantenerse en equilibrio apoyados sobre la cabeza, domesticar lobos y osos, hacer reír con sus muecas a los hipocondríacos y melancólicos, abandonaron el palacio imperial y no regresaron jamás. De este modo las artes circenses recibieron esas nuevas aportaciones.
Esta leyenda ilustra cómo el acróbata en un principio no podía ser sedentario. Para encontrar a nuevos públicos a quien deleitar, estaba obligado a viajar sin cesar porque la cualidad principal de la acrobacia y de cualquier otro arte está en la sorpresa.”

El origen del circo se encuentra diseminado por varios países y culturas, podemos encontrar antecedentes históricos del circo moderno en Grecia con las competiciones olímpicas, en las atracciones del Circo Máximo de Roma, en los espectáculos de equilibristas de Egipto 2500 años antes de Cristo. ¿Por qué se consideran estos acontecimientos como antecedentes del circo moderno? Esto se debe a que en todos ellos podemos encontrar los componentes que hacen al alma del circo: el riesgo y el deseo de superación en el desarrollo de cualquier habilidad física, buscando al mismo tiempo crear belleza, perfección, armonía, equilibrio, entretenimiento, diversión, sorpresa y causar admiración en el público.[2]
En las más lejanas épocas de este espectáculo también se encontraban los cómicos trashumantes, artistas que no acceden al teatro oficial; payasos improvisadores conocidos en Grecia como fiacas; y mimos, actores que utilizan máscaras en la farsa popular.[3]
“Danzarines, acróbatas y trovadores, flautistas y recitadores que hacían gala de si arte en mercados y cortes, ante campesinos y príncipes, entre las tiendas de campaña y las mesas de los banquetes, añaden a su arte lo grotesco, la parodia de hombres y animales, la imitación caricaturesca de gestos, en escenas improvisadas. Las mujeres, que no pueden actuar en el teatro clásico griego, en cambio son volatineras, danzarinas, equilibristas, malabaristas, flautistas, mimas, cómicas ambulantes (…) La popularidad del género en Roma crea el mimodrama, donde el canto alterna con diálogo en verso o en prosa y la pantomima, que el actor representa sólo con gestos, acompañados por música o coros.” (Seibel, 2005, 10).
Después de la caída del Imperio Romano desaparecen los circos de Europa Occidental ya que a los espectáculos que resaltaban la belleza o la fuerza del cuerpo humano se los rechazaba.
En la Edad Media aparecen en las ferias y mercados los artistas circenses incorporando juglares y saltimbanquis.
Las técnicas de estos artistas son transmitidas de generación en generación. A partir del siglo XVI en Italia, los cómicos se unen formando compañías profesionales. Que tenían y mantienen aún hoy la costumbre de iniciar a los chicos en la acrobacia desde temprana edad y de a poco ir incorporándolos en los distintos números, ya que las actuaciones infantiles despiertan ternura y admiración en el público. Los artistas de las compañías mantienen una vida agitada, entre viajes, ensayos y funciones, pero eso no es todo, además deben colaborar con los traslados, armado y desarmado de los aparatos y preparación del escenario.
A partir del Renacimiento se encuentran en Europa modalidades trashumantes y su arte queda registrado en documentos. Además comienzan a surgir los nombres de familias que aún hoy continúan en el espectáculo a través de sus descendientes. Las familias más antiguas constituyen una especie de nobleza y aristocracia del género, como es el caso de los Chiarini.
En la segunda mitad del siglo XVIII las compañías comienzas a hacer espectáculos callejeros y en pequeños teatros estables, pero es recién en 1768 que el inglés Philip Astley tiene la idea de diseñar una pista circular rodeada de tribunas de madera, instalada al aire libre, en un terreno baldío donde su mujer se coloca en la entrada tocando el tambora para atraer al público. Es así como nace el primer circo moderno en Londres en 1770.[4]



[1] Mauclair, Dominique, Historia del Circo viaje extraordinario alrededor del mundo, Sant Salvador: Milenio, 2003.

[2] Jara, Jesúa, Los juegos teatrales del clown, Navegante de las emociones, Buenos Aires: Novedades educativas, 2000.
[3] Seibel, Beatriz, Historia del Circo, Buenos Aires: Del Sol, 2005.
[4] Idem.

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