El Circo Ruso

Rusia había recibido grandes influencias y artistas de otros países, pero fue por un fuerte sentimiento nacionalista que comenzó, a principios del siglo XIX, el movimiento que dio nacimiento a los espectáculos populares presentados en los balagans. Los espectáculos consistían en tres partes, la primera contenía los ejercicios a caballo, los payasos y los acróbatas; en la segunda se representaban pantomimas; y en la tercera se dedicaba a las fantasías de cuadros vivientes.

La política imperial beneficio enormemente al circo en este país: “El zar Nicolás I, aficionado al circo, decidió subvencionar la creación de una compañía compuesta enteramente por sus súbditos. Para acelerar su formación, creó la primera escuela europea de circo en los locales de la escuela de teatro imperial, en San Petersburgo.” (Mauclair, 2003, 68). En 1849, bajo las instrucciones del zar se construyó un Circo Imperial.

El primer circo ruso nació a finales del siglo XIX, debido a que un antiguo siervo, Nikitine, se lanzó a los caminos con sus tres hijos, que sabían números de malabarismo de fuerza, payasos y acrobacia. El más inteligente de los tres estudió, se perfeccionó y en Diciembre de 1873 inauguró su primera carpa, instalada sobre la superficie helada del río Volga. Luego de esa iniciativa, los hermanos Nikitine, abrieron una gran cantidad de circos en el interior de su país para evitar las iniciativas de los occidentales que estaban instalados en Rusia.

En 1927 comienza a funcionar la escuela de circo de Moscú, lo que marca un gran cambio, ya que por primera vez en la historia circense de este país los artistas nacionales ya no habrán salido de los balagans. La subvención imperial también simboliza un gran cambio, debido a la gran influencia que tiene sobre el estilo del circo soviético: “Los artistas que conciben un proyacte se ven obligados a redactar una memoria y defenderla, antes de que el gobierno central les otorgue los fondos necesarios para la adquisición de los animales o del material imprescindible. Estas normas tendrán como consecuencia la utilización del arte dramático en la creación de números de circo ruso y, en muchos casos, una tendencia al oportunismo.” (Mauclair, 2003, 71).