El clown en el circo

El circo ha conseguido sobrevivir en gran medida gracias a la presencia en su espectáculo del clown. A su vez el circo ha dado al clown un espacio bajo techo donde sintetizar y desarrollas todo su largo bagaje de muchos siglos. Poco a poco el clown se ha ido haciendo su lugar dentro del circo, pasó de ser un simple relleno a convertirse en un elemento indispensable para cualquier circo que se precie.
El clown de circo tiene, además de su espíritu atlético, ciertas características que lo diferencian del clown en otros ámbitos. Domina el arte de hacer reír, la acrobacia, el equilibrio, los malabares y la música. Además se distinguen por su aspecto: zapatos gigantes, maquillaje exagerado y ropas muy grandes y multicolores. Esto es diferente en algunos países como Rusia, donde los payasos circenses presentan un aspecto más sobrio al estilo de Chaplin.
En el circo se encuentran dos tipos de payasos: el Clown y el Augusto. El primero representa la elegancia, el orden, la razón, la seriedad y las buenas costumbres, en cambio el otro es todo lo contrario y juntos muestran la esencia del ser humano: la contradicción de lo que debe y lo que quiere hacer. Son las dos caras de una misma moneda, se necesitan el uno al otro y a la vez se complementan. Una pareja muy conocida es la de “el gordo y el flaco”, que mostraban la parsimonia y torpeza de uno y el sufrimiento y la ira contenida del otro. Igualmente no hay que olvidar que también hubo muchos payasos que trabajaban en solitario o en grupos de tres o más, y también han conseguido un gran éxito.
El deseo de los Clown de renovarse y sorprender continuamente al público es lo que ha hecho que su repertorio sea inabarcable.
Hay un solo aspecto negativo que ha aportado el circo a la figura del clown y es asociar su figura exclusivamente al universo infantil. Pero el circo también ha sufrido esa asociación en su lucha por ganar a los medios audiovisuales, introduciendo en sus pistas a personajes infantiles, muchos de ellos de Disney.[1]


[1] Jara, Jesúa, Los juegos teatrales del clown, Navegante de las emociones, Buenos Aires: Novedades educativas, 2000. Toda la información utilizada en este texto proviene de esta fuente.

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