Pepino 88

Hijo de Pedro Podestá y María Teresa Torterolo, nacido en Montevideo, Uruguay, el 6 de Octubre de 1858, José Podestá, más conocido como Pepino 88 (debido a su traje de payaso, que tenía un gran letrero en la espalda que decía “El gran Pepino” al cual luego le agregó el número 88), fue uno de los precursores rioplatenses del circo, considerado también como uno de los pioneros del Teatro Argentino. [1] Los hermanos Podestá fueron los creadores del circo criollo. Ellos hicieron la segunda parte, con pantomima gauchesca. [2]
En este texto la mayoría de la información utilizada pertenece a las  memorias de José Podestá[3] en las cuales él mismo cuenta como inició sus primeros ejercicios acrobáticos a orillas del mar, a tres cuadras de su casa, saltando de piedra en piedra, trepando acantilados y navegando en barcas pescadoras. Para relatar sus inicios en el circo cito una anécdota de su libro:

 El año 72 mi padre hizo un viaje a Europa. Fue entonces que con más libertad pude asistir por la noche a los circos que de tarde en tarde hacían su aparición en Montevideo.
Nos reuníamos varios de los que ya hacíamos algunos ejercicios gimnásticos, y de uno u otro modo encontrábamos la forma de poder entrar para ver la función.
Al día siguiente, y a la salida de la escuela pública nº26 que dirigía don Lindolfo Vázquez, la muchachada me seguía desde Florida y Durazno hasta Los Sauces (hoy Parque Urbano): allí, en los grandes médanos, ensayábamos lo que habíamos visto en el circo, y poco a poco ayudándonos los unos a los otros, fuimos haciendo combinación de ejercicios que con la práctica mejorábamos.
El año 73, en las calles Convención e Isla de Flores instalamos un circo de muchachos en una cantera.
La entrada era gratis, puesto que no había cerco y podía asistir todo el que quisiera.
El público nos alentaba tirándole vintenes al payaso Rabagliatti, cobres que después nos repartíamos por igual todos los que tomábamos parte de la función, la cual se verificaba los domingos por la tarde.
El circo se fue haciendo popular y cada domingo asistía más gente, atraída por la novedad.
Unos músicos se ofrecieron para tocar gratuitamente y entre el ruido de la música y los aplausos de público, ya nos creíamos muy capaces de trabajar bajo techo, como artistas de verdad.
El año 74 hicimos una sociedad entre los músicos  y los pruebistas, ellos ponían su trabajo y el dinero para los gastos de instalación.
Se arrendó un local en la calle Batlle, donde los vecinos se sentían orgullosos de tener en el barrio a los simpáticos aficionados.
Así pasamos tiempo, precariamente, porque el local era muy reducido y pobre, y no reunía la comodidad necesaria para el público y para la compañía, no respondía; tuvimos que abandonarlo y quedar a la espera de algo mejor, sin dejar de ejercitarnos, en la casa de mis padres, que convertimos en verdadero gimnasio.
En ese tiempo estudié música con el maestro Antonio Ferreyra, y me dediqué a tocar el pistón.
Terminamos nuestra inactividad fundando l sociedad cooperativa de aficionados “Juventud Unida”, para aparecer en fiestas o espectáculos públicos, ya cobrando ya prestándonos gratuitamente en veladas de caridad o beneficios.
Mi familia, me aconsejaba que dedicara mi tiempo exclusivamente a la música, hasta llegar a ser maestro, pero me faltaba la inclinación, el entusiasmo que requiere toda dedicación a un arte o a un oficio. (Podestá, 2003,30).

El, sus hermanos y sus compañeros, con los ahorros de una breve temporada, construyeron una carpa de liencillo y prepararon todos los accesorios necesarios para poder salir de gira a los pueblos de campaña a probar fortuna.
Finalmente el 16 de Mayo de 1880 se decidieron a cruzar el río y llegar a Buenos Aires, donde el ferrocarril, para esa época, llegaba hasta Azul y de allí carretones tirados por caballos te llevaban a otros pueblos, y así hicieron su primera gira en nuestro país.
En 1884, Los Carlo contrataron a las familias Podestá y Scotti y contando también con Franck Brown (Otro gran clown que marcó una época y un estilo, acróbata, payaso y jinete muy admirado por el público en general y por los estadistas más destacados de la época. Actúo en Buenos Aires entre 1884 y 1924)[4] y se representó por primera vez en el circo la pantomima  Moreira.
En 1885, instalados en La Plata, titularon a la compañía Podestá- Scotti”, convirtiéndose en socios Jerónimo, Juan y José Podestá y su cuñado Alejandro A. Scotti.
En 1886, gracias a una recomendación de don León Beaupuy, de nacionalidad francesa pero con muchos años de residencia en el país y con gran afición por las cosas del circo, José Podestá comprendió el gran alcance de las palabras y arregló la pantomima Moreira para transformarla en un drama hablado.  “Nadie pensó en el alcance de aquella indicación de don León; ella nos demostró que teníamos entre manos un diamante en bruto, había que pulirlo para que brillara, y el tiempo se encargó de ello.”(Podestá, 2003,58).
En 1891, la compañía viajó a Rosario, y por primera vez se iluminó un circo con luz eléctrica.
Ya en 1901, las ganancias que dejaba una temporada que se desarrollaba bastante bien, no alcanzaban para satisfacer las exigencias de todos porque eran muchos. Debido en gran parte a ello y siguiendo una idea que hacía tiempo estaba presente, se independizaron, se separaron en dos compañías distintas, una comandada por Jerónimo y la otra por José Podestá, dando su última función todos juntos el 17 de Marzo.
El teatro de José Podestá fue el primer teatro en el Plata en fijar un arancel a los autores, primer muestra de verdadero reconocimiento de su trabajo. El mismo reconoce que “los continuados éxitos no eran solamente el resultado de la bondad de las obras, sino también de la elección de ellas, de los prolijos ensayos y del empeño de toda la compañía por triunfar y demostrar sus valores interpretativos, contra viento y marres, contra la perenne duda del arte de los criollos.” (Podestá, 2003, 115).
En 1902 el Dr. Pellegrini dijo a José Podestá en persona que su teatro tenía un gran poder de atracción irresistible, y que indudablemente triunfarían en su empresa, el pueblo de la república tenía interés común en que ellos pudieran tener su teatro propio, fuerte y sano.
El 4 de Octubre de 1906 Pablo Podestá decidió separarse de sus hermanos y construir su propia compañía “¡Una rama más de la familia que esparcirá pos el mundo frutos del arte escénico nacional…!” (Podestá, 2003, 156).
En sus memorias, José Podestá, afirma  que es del circo criollo de su fundación de donde nació el drama gauchesco que tuvo como cuna la pista y una carpa de lona; y de donde más tarde derivaría el teatro nacional.

Llegando al final de su historia en el circo, nos relata el festejo de sus “bodas de oro en la farándula”, las cuales decidió festejar representando otra vez su obra inicial “Juan Moreira”, pero esta vez en el Hippodrome de Buenos Aires, lugar que le costó mucho conseguir pero sin desistir finalmente obtuvo. Debutaron el 24 de marzo de 1925 con un gran éxito, más del esperado siendo que José Podestá tenía 67 años, y representaba el papel protagónico, que exigía un gran agotamiento físico. El 1 de mayo celebró sus bodas de oro con una función que reunió entre sus espectadores a un entusiasta público popular, gente de la prensa, gente del gobierno nacional, entre ellos el presidente Marcelo T. de Alvear, y personas muy importantes del ambiente. Pocos días después el señor Germán Elizalde le pidió su permiso para organizar una función extraordinaria en su honor, ya que era el primer artista nacional que lograba dicha satisfacción y que, Elizalde, consideraba que honrarlo a Podestá era como honrar al teatro nacional. Con el permiso concedido se realizo la segunda celebración, en la cual hubo varios discursos, dos de los cuales transcribo para ustedes desde el libro de José Podestá, Medio siglo de farándula:

“En nombre de los autores uruguayos el señor Afredo Varzi leyó los siguientes versos:

Jinete sobre el lomo del pingo cosquilloso
Que montan los audaces para alcanzar la gloria,
Llegas hasta su Olimpo, radiante de victoria,
Con tu traje de gaucho, pintoresco y donoso.
Y cruzaste en triunfo la larga trayectoria
Porque estaba en tu sino llegar a ser famoso.
Diste forma a un teatro que se mantiene airoso,
Ilustrando las páginas que ofrendaste a su historia.

Te aclaman los voceros de dos tierras hermanas,
 Que exaltan con sus votos un mismo sentimiento
De amor a la virtudes de sus glorias paisanas.

¡Y entre las dos banderas que flamean al viento,
Cual saludos de patria, se agitan mis campanas,
Levantando en un símbolo tu mejor monumento!

En nombre de los artistas de la compañía habló el actor Conrado Casas diciendo:
Don Pepe:
He sido designado por mis compañeros para dirigir a usted cuatro palabras en ocasión de su cincuentenario artístico.
Aunque carezco por completo de dotes oratorias, me he atrevido, sin embargo, en estas líneas, a poner de manifiesto todo el carió y respeto que sentimos hacia nuestro directos, hacia el iniciador de nuestro teatro nacional.
Como un padre cariñoso fue usted inculcando en sus discípulos el amor al estudio para que el día de mañana ellos pudiera ir continuando su obra empezada, y si ambición fue completada, pues hoy todos aquellos muchachos entusiastas que seguían paso a paso los sanos consejos del viejo actor, han llegado a la cúspide de si carrera, figurando en primera fila, y recordando siempre las lecciones de aquel buen director, ponen en práctica sus esfuerzos, dando día a día nuevos rumbos a la escuela nacional.
Y nosotros los nuevos, seguiremos a esos discípulos que se esforzarán por hacernos actores que sean dignos, por todo concepto, de llevar siempre adelante la gran obra que a ellos fue encomendada.
¡Que mayor satisfacción para usted, don Pepe, ver después de cincuenta años, aquellos a quienes usted encaminó, haciendo honra a nuestro teatro y continuando con juvenil entusiasmo aquella su grande obra!
Nosotros nos asociamos con júbilo a este homenaje que se le tributa, pidiéndole acepte este modesto recuerdo y en este abrazo todo el cariño da la muchachada.” (Podestá, 2003, 186).



[1] De Rosa Barlano, Pablo, “Había una vez un circo: imágenes para el recuerdo”. En http://blogs.lanacion.com.ar/archivoscopio/zapping-del-ayer/habia-una-vez-un-circo-imagenes-para-el-recuerdo/, Domingo 8 de mayo de 2011.
[2] Franco, Lily, 1982, “El Circo Criollo”. En http://www.magicasruinas.com.ar/revdesto064a.htm, Domingo 8 de Mayo de 2011.
[3] Podestá, José J.,  Medio siglo de farándula, Buenos Aires: Galerna Instituto Nacional de Teatro, 2003. De no aclararse específicamente los datos provienen de este libro.
[4] De Rosa Barlano, Pablo, op cit.

Comentarios

  1. es encantador todo esto.....y como
    mi padre trabajó como clown e hizo Juan Moreira con la compañía del Señor Pepino el 88,necesitaría saber donde puedo conseguir los versos de el gran Pepino....gracias

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