“La historia universal de la acrobacia se inicia en China, hace ya más de cinco milenios” (Mauclair, 2003, 13). Los historiadores chinos creen que la acrobacia fue la primera expresión artística corporal del hombre, surgiendo de los cazadores más experimentados, quienes utilizaban para su tarea la habilidad, agilidad, flexibilidad, equilibrio, fuerza y la observación del comportamiento de los animales; estas habilidades son indispensables también en cualquier acróbata. Los primeros acróbatas de este país, al igual que hacen hoy sus descendientes, utilizaban utensilios de la vida cotidiana para sus números (jarras, platos, sillas, etc.). Luego se incorporaron accesorios de la vida militar de los soldados imperiales (banderas, arcos, jabalinas, etc.). En China siempre se han distinguido dos tipos de acrobacia: la cortesana y la popular. La acrobacia Cortesana era refinada y estaba a cargo de artistas, generalmente mujeres y niños, que estaban subvencionados por el emperador. En cambio, l...
El circo moderno llega a Estados Unidos de la mano de John Bill Ricketts, quien al principio se contento con reproducir obras en las que él había participado anteriormente, para luego abrir su primer circo en Nueva York, donde unos meses antes había abierto una escuela de equitación. Su circo era un anfiteatro al aire libre con capacidad para ochocientas personas, ubicadas alrededor de una pista circular de catorce metros. Ricketts tuvo que hacer frente a su primera competencia en 1796 con la llegada a Estados Unidos de Philip Lailson, un jinete sueco, a quien se le reconoce la idea de utilizar desfiles en las calles para hacer publicidad de las funciones. De 1830 a 1870 se da un gran desarrollo del circo en este país debido en gran parte a que el mercado lo dominaban propietarios no saltimbanquis. Al asociarse algunos hombres de negocios y publicistas con los artistas circenses fue posible ese gran progreso. En 1825, en Smers, Purdy Brown levantó la primera carpa. Un e...
Hijo de Pedro Podestá y María Teresa Torterolo, nacido en Montevideo, Uruguay, el 6 de Octubre de 1858, José Podestá, más conocido como Pepino 88 (debido a su traje de payaso, que tenía un gran letrero en la espalda que decía “El gran Pepino” al cual luego le agregó el número 88), fue uno de los precursores rioplatenses del circo, considerado también como uno de los pioneros del Teatro Argentino. [1] Los hermanos Podestá fueron los creadores del circo criollo. Ellos hicieron la segunda parte, con pantomima gauchesca. [2] En este texto la mayoría de la información utilizada pertenece a las memorias de José Podestá [3] en las cuales él mismo cuenta como inició sus primeros ejercicios acrobáticos a orillas del mar, a tres cuadras de su casa, saltando de piedra en piedra, trepando acantilados y navegando en barcas pescadoras. Para relatar sus inicios en el circo cito una anécdota de su libro: “ El año 72 mi padre hizo un viaje a Europa. Fue entonces que con más libert...
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